miércoles, 4 de junio de 2014

EL CONCILIO DE LOS GANGREL





El viento frío corta mi piel, las rocas no son capaces de protegerme de la nieve que congela mis huesos… Hace rato que dejé de sentir los dedos de pies y manos, pero mi condición me permite seguir a pesar de que mis músculos no deberían responderme. Estoy cansado y el ascenso  es complicado, las rocas bajo mis pies se sueltan constantemente y tengo miedo de caer…


¿Cómo llegué aquí?.. Me pregunto mientras aferro lo más fuerte que puedo mis dedos a las piedras que encuentro más resistentes, sé que mis garras facilitarían el trabajo, pero ¿por qué gastar mis energías místicas de esa forma cuando la fortaleza de mi cuerpo me permite continuar de esta manera? Aunque, llevo todo el día sin avanzar a buen ritmo por esta pendiente donde el aire sopla golpeando con fuerza, castigando mi piel expuesta, no tenía idea que el frío pudiese afectarme de tal manera. Debí haber errado el camino en algún punto los primeros días de asenso o en la  caída de ayer, sin embargo no puedo rendirme, allí arriba están las respuestas que he estado buscando, alguien debe saber cualquier cosa que me ayude continuar con esta existencia que cada día se vuelve más miserable.


La luna brilla ya muy alto en el cielo, pasa de la media noche, pero mi vista es  mejor que hace algunos años, cuando aún era mortal y puedo ver claramente casi en la completa oscuridad.  El viento cesa poco a poco y antes del amanecer el cielo está completamente despejado… Veo una grieta a unos metros por la izquierda y me introduzco hábilmente en ella.  La inclinación parece perfecta, ningún rayo de sol podría tocarme.  A veces vienen a mi mente esos pensamientos deprimente sobre si la bestia dentro de mi ser permitiría que mi existencia terminara de aquella manera, bajo el ardiente sol de un brillante amanecer, pero el peso del sueño sobrenatural me embarga de tanta pereza que no puedo moverme. La idea desaparece cuando cierro los párpados y me doy cuenta que no sería prudente irme de este mundo con tantas dudas sobre el porqué existo de esta manera...

Abro mis ojos y continúo el ascenso... los dos días que me faltaban pasan rápidamente y ahora puedo ver la cima, pero mi piel ha tomado un tono azulado por el frío y la sangre tan helada que he bebido las últimas noches, una vez que las liebres  y los conejos mueren solo se mantienen calientes pocos minutos, es curioso que una vez que los muerdo olvidó rápidamente el cosquilleo de su sedoso pelaje en mi nariz lo único que me queda es el placentero efecto que deja la sangre recorriendo mi lengua, mi garganta y luego llenando mi organismo muerto. 

¡Vaya!, me sorprende encontrar aquí arriba una zona tan tupida de pinos, rocas amontonadas y ...  ¿pozos?, unas excavaciones profundas y angostan bajo los árboles, con ¿objetos personales dentro? Parecen más unas madrigueras...  Entre el agradable aroma a bosque puedo percibir el humo de madera abrasada, persigo mis instintos que me obligan a avanzar cautelosamente sobre la nieve, es una ligera capa que en un par de días se habrá derretido, pero me ayuda a que mis pasos sean menos audibles. 

Sobre una roca hay una chica con las vestiduras desgarradas, sus pantalones tienen hoyos en las rodillas y están deshilados y desteñidos por el uso, su playera son jirones colgando de sus hombros, su cabello alborotado y rizado recogido en una coleta, de su cuello cuelga un dije de una banda de rock moderna, eso me indica lo joven que es, y también me dice que ella no tendrá ninguna respuesta para mi. Puedo ver fácilmente que lleva la sangre de mi linaje por las marcas de animales en su cuerpo, sus uñas son oscuras como las mías, pero están curvas como las de un águila, y sus ojos tienen algo peculiar que no logro identificar, pero me parecen curiosos. 

Hay otras dos personas, uno de los dos hombres parece viejo, un vagabundo de pelo enredado y sucio,  pero sus ropas me dicen que cuando vivo disfrutaba de la moda de los ochentas.  Por su parte, el otro hombre fue convertido en inmortal cuando mediaba los veinte y su corte de cabello, rapado a los costados con las puntas largas teñidas de verde me comprueban que no debe tener más de cinco años como vampiro. El viejo vagabundo tiene cuatro enormes colmillos sobresaliendo de su boca, dos arriba y dos abajo como un perro; y el punk tiene un exceso de vello en las orejas. Me pregunto cómo hacen para que las personas no los noten.

¡Diablos!, solo somos nosotros por ahora, hay muchas posibilidades que lleguen otros pocos a este concilio anual en que no muchos muestran interés en las últimas décadas según mi Sire, ni siquiera el se digna a asistir, siempre ha dicho que hay cosas mejores que hacer, pero si el no sabe nada sobre nosotros, lo único que me queda es esperar que alguien tenga disposición, sabiduría y paciencia responda a mis preguntas. 

Mientras la impaciencia derrumba mi tranquilidad, los tres se reúnen rodeando el fuego y escucho con atención su plan para atraer a un grupo de zorros de nieve que vieron cerca de ahí para conseguir sangre tibia.  Cuando se van a buscar esos animales, me aproximo a un grupo de rocas apiladas, como si fueran una tumba, y veo las marcas con nombres en ellas, símbolos, runas y fechas.  Las más recientes me dicen que en la última reunión hubo al menos ocho. Con algo de suerte llegarán más.

Me alejo en silencio y permito que mi cuerpo se desintegre despacio en partículas de tierra, me fusiono con el suelo pedregoso y puedo sentir el abrazo acogedor del mundo, de la naturaleza, al tiempo que el sueño me embarga y me obliga a dormitar antes del alba.  

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